AÑORANZA
Si vas amigo a
Monagas,
un favor quiero pedir:
visita a mi madre
amada,
desde hace tiempo
arraigada
en la bella Maturín.
Llévale una rosa
blanca,
si eso no es mucho
pedir;
mi viejita es una
santa
quien la quiere hasta
morir.
CORO:
¡Ay, mi viejita querida,
cómo te quiero abrazar!
Eres la luz de mi vida,
la antorcha siempre prendida,
en mi triste oscuridad;
un feroz desasosiego,
desconfianza, angustia, miedo...,
¡esa es mi cruel realidad!
un feroz desasosiego,
desconfianza, angustia, miedo...,
¡esa es mi cruel realidad!
No le digas que estoy
preso,
que no lo va a
resistir;
dámele, en la frente,
un beso
y dile que a mi
regreso
yo la voy a resarcir.
Dile mentiras piadosas,
cuenta de mí cosas
gratas,
te lo pido por favor;
que ella, en la tierra
de gracia,
no supo de mi
desgracia
y me cree un hijo traidor.
CORO:
¡Ay, mi viejita querida,
cómo te quiero abrazar!
eres la luz de mi vida,
la antorcha siempre prendida,
en mi triste oscuridad;
un feroz desasosiego,
desconfianza, angustia, miedo...,
¡esa es mi cruel realidad!
un feroz desasosiego,
desconfianza, angustia, miedo...,
¡esa es mi cruel realidad!
Los designios del
destino,
torcer no puedes
jamás;
equivoqué mi camino,
mujeres, vicios y
vino;
y, ahora, tengo que
pagar.
Madrecita, a Dios le
ruego,
desde esta mísera
celda;
que antes que partas
al cielo,
a tus brazos me
devuelva.
CORO:
Es como espina clavada,
¡ay, madrecita, en el alma,
ese dolor de tu ausencia!
El rezar de madrugada,
El rezar de madrugada,
tu figurita encorvada,
tu extraña clarividencia;
tu extraña clarividencia;
¡cuánto añoro tu presencia,
mi viejecita adorada! (BIS)
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