Mis recuerdos son amigos
siempre, siempre me acompañan;
dondequiera irán conmigo,
sin importar dónde vaya.
A veces me hacen llorar,
muchas otras sonreír;
y en mi mente vivirán,
¡no los dejaré morir!
Es rentable acumularlos,
¡hay que arriesgarse a tenerlos!
¡Qué dicha el rememorarlos!
¡la vida nos pide hacerlo!
hay que decir algún día,
lo vivido a plenitud
será la fortuna mía.
Sólo los recuerdos preñan
el alma de sensaciones,
si con los sueños se llevan,
¡qué dulces las emociones!
Cuando llegue la vejez,
si no tuviera recuerdos
mil frustraciones tendré,
¡sería mejor no estar cuerdo!
Los recuerdos me confortan,
cuando algún sueño persigo;
y fortaleza me aportan,
¡son mis más fieles amigos!