PRESENTIMIENTO
Allá afuera el sol reseca
la piel de mi pensamiento;
pero adentro, muy adentro,
llueve a cántaros, lo siento;
y es que duele tanto, tanto
que a raudales sale el llanto
de mi infinito lamento;
de sirena fue tu canto,
¡márchate en alas del viento!;
no soporto este tormento,
¡suplicio, pena y espanto!
¡voy a morirme, presiento!
Jesús Núñez León