EN CUATRO
En cuatro me haces feliz, como ninguna
me había sabido hacer en este mundo;
sus cuerdas sabes tocar y por fortuna,
con tu voz me transportas en segundos.
Sus sonidos son efluvios de tu alma,
arrancar sabes sus notas como nadie;
a mi angustia y a mis ansias dan la calma,
ojalá que para siempre las irradies.
Sus arpegios son divinos y armoniosos,
delicias que a mi ser le dan calor;
sólo míos esos sones tan hermosos,
esa magia, ese sentir, ese fulgor.
En cuatro me inculcaste bellas notas,
embargadas de la más dulce ilusión;
y una vez, cuando hallé sus cuerdas rotas,
casi muero de la desilusión.
No sé si con guitarra expresarás,
con la misma pasión tus melodías;
pero en cuatro, insuperable eres demás,
su canto a cualquier hora del día.
Fue en cuatro que en música me iniciaste
y, aunque a mí me gustaba el saxofón,
me convenciste cuando hábil me tocaste,
los arpegios de aquel cambur pintón.
Y desde allí, no toco otro instrumento,
se ha convertido el cuatro en mi obsesión;
ni arpa, ni piano, ni música de viento,
¡sólo el cuatro cautivó mi corazón!
Jesús Núñez León