ARQUITECTURA
Diseñada, mujer,
fuiste sin duda,
por el Gran
Arquitecto de los cielos;
y la virgen
acudió, presta, en su ayuda
para vestir tu
maqueta con su velo.
Portentosos los
perfiles que te orlan,
pilares de la
fuente de mi amor:
la cascada de
pelo que te adorna,
tu boquita de
rojo cundiamor.
En tu hermosa estructura se refleja
la luna, que de
luz tu rostro baña;
el dintel
precioso de tus cejas,
la cortina de
carbón de tus pestañas.
La belleza del
relieve de tu porche,
de una obra de
Rubens digna fuera;
la más fina
champaña en su descorche,
el burbujear de
tu voz cascabelera.
fue el más grande
escultor quien la forjara;
pareciera
revestida tu fachada
de un exquisito
mármol de Carrara.
El radiante
fulgor de tu mirada,
tu alma, por
demás sensible y tierna;
tu jamba, tu
frontón, tu balaustrada
y las perfectas
columnas de tus piernas.
El capitel
corintio de tus ojos,
la maravilla sin
par de tus cornisas
y ese arco
sensual de mis antojos…
¡Cómo quisiera
ser tu dueño, mi Artemisa!
Sería el hombre
más feliz, si mío fuera
el rosario de
esos dones en tu haber;
el cogollo de sol
de tus palmeras,
Déjame ser el
albañil de tus molduras,
para frisar tu
cuerpo con ternura,
para estucar tu piel con sumo amor.
Sólo bastan tu
candor y tu hermosura,
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