martes, 26 de julio de 2016

LA CANCIÓN DE CUMPLEAÑOS


















LA CANCIÓN DE CUMPLEAÑOS

A Pedrito, de humilde condición;
cada año su madre le decía,
“cumpleaños no habrá en esta ocasión”;
y el niño, con tristeza, comprendía.

Sin un padre, que cumpliera su deber;
había hecho del hogar, su obligación;
una madre y dos hermanos que atender
y una abuela, postrada en un sillón.

Y él, con el sostén contribuía,
como quien cumple un rito muy sagrado;
y, a su madre le entregaba cada día,
el fruto de su signo desgraciado.

Pero, el niño guardaba una ilusión,
que, triste, alimentaba año tras año;
que alguna vez le cantaran, con amor,
la conocida canción de cumpleaños.

Cada vez que escuchaba esa canción,
porque el eco, a sus oídos la traía;
el inocente, lloraba de emoción;
y, su alma, de tristeza se encogía.

Y sucedió, que una noche de febrero,
el destino lo puso frente a frente,
con la obra, sin par, de un pastelero;
exhibiéndose a los ojos de la gente.

Y Pedrito, no pudo contenerse,
el cristal deslizó, con una mano;
y la torta, tomó inocentemente;
al fin, celebraría un cumpleaños.

Pero un grito, de pronto se escuchó;
“es un ladrón”, se oyó que le decían;
y un disparo, en la noche resonó;
proveniente de un siniestro policía.

Y el chaval, el impacto recibió;
en su cuerpo, delgado y desnutrido;
y a la torta, con angustia se abrazó,
llorando sus diez años no cumplidos.

El policía, implacable, se acercó;
con el arma en absurda exhibición;
y la torta, de sus brazos arrancó;
y, con ella, su última ilusión.

-¡No lo maltrate más!, gritó un señor,
poniendo un maletín sobre la acera.
-Con permiso, policía, soy doctor;
y mi deber, es tratar de que él no muera.

El doctor, de un vistazo comprendió,
que aquel niño no tenía salvación;
la herida de su espalda examinó
y la rabia inundó su corazón.

Pero el niño le dice, desde el suelo,
con la voz de un moribundo de diez años:
-¿Será cierto, doctor, que allá en el cielo,
me van a celebrar mi cumpleaños?

Y aquel médico, curtido por la vida,
con el alma de emoción estremecida;
como un chiquillo, de dolor, lloró.

Y, tomando entre sus brazos a aquel niño,
le cantó su cumpleaños, con cariño;
y, Pedrito, sonriendo se murió.

(La canción de cumpleaños como fondo musical)

HABLADO:
Me duele muy hondo, que los corazones
de tantos hermanos, cerrados están;
no sigamos ciegos, no sigamos sordos,
al clamor y al llanto de miles de niños;
que, así como éste, a la muerte van.

¿A cuántos Pedritos tendrán que matar?;
no es sólo una historia, es la realidad;
¡tomemos conciencia!, ¿cuántos morirán
por falta de abrigo, de amor, de cariño,
de una mano amiga, de techo, de pan?

                               Jesús Núñez León.


































































sábado, 23 de julio de 2016

MÁS BELLA, IMPOSIBLE



MÁS BELLA, IMPOSIBLE

Si la belleza, amor, fuera castigo
en cadena perpetua acabarías;
más linda que una rosa y más que un lirio,
¡a tu lado un girasol no luciría!

Ni una orquídea, ni la más hermosa cala,
con la tersura de tu rostro se equiparan;
ni la luna, radiante con sus galas,
¡con la luz que tú reflejas se compara!

Te aseguro, mi bien, y hazlo por prueba,
que si a un espléndido jardín vas de visita,
mis halagos con los hechos se comprueban:
¡las gladiolas, de envidia, se marchitan!

Si desnuda, a la noche te asomaras,
las estrellas brillando en la negrura,
presurosas volverían a sus moradas:
¡imposible competir con tu hermosura!

                              Jesús Núñez León.