LA FUGA DE NOHEMÍ
Mis sueños son en tu honor,
tu mi mujer, yo tu hombre;
y despierto con temor
de haber gritado tu nombre.
Te da terror que alguien sepa
que te has entregado a mi,
tu marido harto te increpa:
¡no le das nada de ti!
Problemas van a surgir,
por mucho que yo lo evite;
mas no voy a permitir
que en mi presencia te grite.
Veo que esta situación
cada vez más se complica,
toma ya una decisión
¡mi angustia se intensifica!
Que sea solo para ti,
todos los días me pides;
dime, entonces Nohemí,
¿por qué aún no te decides?
Te doy plazo hasta este mes,
¡ya no lo soporto más!
¿Por qué te importa, no sé,
lo que digan los demás?
De lo que no existe duda
es de que ambos nos amamos,
¡pon en un bolso unas mudas,
que a fin de mes nos fugamos!
Y Nohemí comprendió
que no había otra solución;
de un tercer piso saltó
¡y cayó en mi corazón!
Jesús Núñez León.
El amor prohibido trae esas consecuencias
ResponderEliminarLa pasión de nohemi cega el principio. La hace sentir la prisión de no poder manifestarse con soltura su amor y por eso se lanza de un balcón para liberarse y dar rienda suelta a sus deseos que la enloquecen menos mal que cae en un corazón y no al piso de cemento de una calle de su casa llena de vecinos preguntón. Que dirán allí está la muerta y no se sabe porque se suicidó. Luz Noemí Rivas
El