MI PAZ
No querías salir del mar y yo tampoco,
oscureció y nos volvimos como locos;
tu cuerpo no aguantaba aquel sofoco
y el mío como nunca antes ansioso.
Ya en la playa me lanzaste un sos remoto
de tus ojos, encendidos como focos;
un roce de tus manos, muy sinuoso,
y aquello dio comienzo a un maremoto.
Me zambullí presuroso entre tus aguas,
te despojaste, veloz, de tus enaguas;
tus piernas se me abrieron cual paraguas
y me dispuse a embarcar en tu piragua.
Te estreché entre mis brazos con premura
y nos envolvió con creces la locura;
el himen me llevé de tu hermosura
y saciamos nuestras ansias con holgura.
Con tanto ardor, del frío nos burlamos;
con nuestros cuerpos los dos nos cobijamos,
y al vaivén de las olas retozamos;
¡como jamás nadie lo hizo nos amamos!
Y con el mar completamente en calma,
nos sorprendió la claridad del alba
con tu alma abrazándose a mi alma
¡y mi paz en tu regazo sana y salva!
Jesús Núñez León.
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