¡QUÉ ENSOÑACIÓN!
Ganas tengo de que seas mi mujer,
ser feliz acariciando tu piel toda
y llegar a los espasmos del placer,
yo siendo tu león y tu mi leona.
Mujer de ojos que horadan como dagas,
cuánto diera por quemarme en tu fulgor;
incrustarme en las delicias de tu saga
y al ritmo de tu ardor darte mi amor.
Que tus mórbidos labios sean míos
y en mis manos tus pezones ya tener;
recorrer tu esbelto cuerpo solo ansío
y con mi lengua hacerte estremecer.
En mis piernas sentarte a cada instante
y la galaxia contigo recorrer,
emulando al más tórrido amante,
te llevaría a los confines del placer.
Es mi única esperanza en esta vida,
llevo tiempo escondiendo esta ilusión;
no permitas que más yo te lo pida,
que sea mío tu querer, ¡qué ensoñación!
Jesús Núñez León.
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