LA FIESTA DE LAS FLORES
(Un poema para ustedes,/ los amantes de las flores;/
que el alma de sus mercedes,/ pintará de mil colores).
Ha realizado la orquídea,
la gran fiesta de las flores;
jolgorio que fue la envidia
de los propios ruiseñores.
Toditas las de aquel campo,
orondas se presentaron;
y con su mágico encanto,
la comarca perfumaron.
Las palomas animaron
la fiesta con sus arrullos
y los geranios llegaron
ostentando sus capullos.
El jazmín vistió de gala,
con su traje y su corbata;
sacó a bailar a la cala,
el merengue que la mata.
Se presentó el colibrí,
con su piquito dispuesto:
- La fiesta no es para ti-
y se devolvió molesto.
La trinitaria llegó,
con sus pétalos al aire;
y el portero no la vio,
¡por poco le hace un desaire!
Formaron gran alboroto,
las puticas al llegar;
y dijo la flor de loto:
- Por mí, no las dejo entrar.
Una cumbia colombiana,
los sapitos interpretan;
y gritó la cala enana,
¡en la pista que me metan!
Las rosas acicaladas,
llegaron tarde al convite;
piden que en la madrugada,
no se termine el agite.
El crisantemo exclamó,
justo en medio de la pista:
- Solito no bailo yo,
¡necesito una conquista!
La margarita contenta,
su copa llena enarbola ;
y a sus hermanas comenta:
- ¡Qué linda está la gladiola!
Un joropo ahora se oyó
y el nardo a la dalia saca;
muy galante la invitó
a estrenar sus alpargatas.
Entusiasta dijo el lirio,
al escuchar un redoble:
- ¿Quién quiere bailar conmigo
este bello pasodoble?
La azucena ve al clavel
y dice con intención:
- Quisiera bailar con él
un bolero o un danzón.
Quiere el girasol sacar,
a una flor de la alta alcurnia;
pero se pone a dudar,
si la hortensia o la petunia.
Sincera fue la cayena,
con el cardo y sus halagos:
- Yo me encuentro muy serena
y tú, pasado de tragos.
La magnolia no ha bailado,
¡muy pretenciosa la nena!;
quiere un galán a su lado,
de sangre azul en las venas.
Fue un estupendo fiestón,
que engalanó la pradera;
¡alegran el corazón,
las flores en primavera!
Jesús Núñez León.
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