martes, 22 de febrero de 2022

A MARÍA LAURA Y A JUAN PABLO.














 María Laura y Juan Pablo: 

Reciban nuestra bendición en este día especial, no solo para sus vidas, sino también para las de todos los miembros de sus respectivas familias. Tengan ustedes la certeza, de que aunque no estemos presentes físicamente, sí lo estamos de corazón, festejando con el alma esa bella unión de ustedes. Reciban nuestras más sinceras felicitaciones y tengan la plena seguridad de que nuestras bendiciones les acompañarán adonde quiera que vayan, por el resto de sus dichosas vidas. Para ustedes es este poema, escrito especialmente con motivo de su boda. Escúchenlo con atención, porque encierra muchas verdades.


A MARÍA LAURA Y A JUAN PABLO 

 
Hoy como nunca el amor
está de cuerpo presente,
hay fiesta en el corazón
y en los ojos de la gente.


La iglesia está engalanada,
¡cómo lucen sus altares!;
se casa nuestra adorada 
María Laura Beltrán Suárez.


Juan Pablo, hoy tú te llevas
la consentida de mamá;
y sabrás que es también ella
los ojos de su papá.
 
Será por Dios bendecido
este amor puro y sincero,
los flechazos de Cupido
jamás fueron tan certeros.


Al jurar sobre la biblia
la boda que festejamos,
la joya de la familia
a Juan Pablo le entregamos.


Que él la sabrá valorar,
eso nunca lo dudamos;
que esta unión sea ejemplar
es lo que al cielo rogamos.


Que haya paz, respeto y calma,
como los dos se merecen;
y que se alegren sus almas
cada vez que ambos se besen.


Tres consejos quiero darles,
que sean luces encendidas:
escuchen siempre a sus padres,
por la experiencia vivida.


Al querer jamás lo encierren,
porque él sana las heridas;
y, el tercero, que destierren
el orgullo de sus vidas.


Que Dios bendiga y proteja,
con su manto de bondad,
y conduzca a esta pareja
rumbo a la felicidad.


Con aplausos celebremos
esta unión bella y hermosa,
del amor los herederos:
¡Juan Pablo y su linda esposa!


       Jesús Núñez León.









































































 






























































































































































EL PALO A LA LÁMPARA.





















EL PALO A LA LÁMPARA


Te conocí y al instante congeniamos,

comenzamos nuestro idilio en armonía;

sobre la verde pradera nos amamos,

nuestro amor a todas luces florecía.


Al altar fuimos felices y risueños

y mi vida discurría dichosamente;

encantado de ser tu único dueño,

te entregué mi corazón completamente.


Y comenzaron a surgir desavenencias,

que al querer sincero y puro lo espantaban;

el fantasma del orgullo hizo presencia

y nuestras almas heridas se alejaban.


Y hasta aquí nos trajo el río, ¡no te asombres!,

empezaste a imaginar todo lo malo

de mí y de mi conducta como hombre

¡y le diste a nuestra lámpara un buen palo!


                          Jesús Núñez León.