ODA AL SEÑOR
Son de dicha y de amor nuestros anhelos,
pidiéndole al Señor su protección;
elevemos las manos hacia el cielo,
procurando de Dios su bendición.
Las plegarias vuelan al Altísimo,
sin acudir a ningún intermediario;
con el alma puesta en el santísimo,
podremos conversar con Él a diario.
Nunca olvides de brindar tus alabanzas,
que el Bendito tu ruego escuchará;
y si sigues al pie sus enseñanzas,
te aseguro que más Cristo te amará.
Eres siervo de Jesús, tu protector,
a su arbitrio confíale tus riendas;
fiel dedícate a ser su seguidor,
la esperanza en la gloria jamás pierdas.
Infinitas son las sendas del Señor,
perfecto es el momento, Él dispondrá;
siempre poniendo delante el corazón,
¡al paraíso tu alma llegará!
Jesús Núñez León.
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