Querida,
te llama el corazón;
el sabe que no hay otra
que calme su dolor.
Querida,
eres única al besar,
única eres al querer
y eres única al amar.
Querida,
de sedosos cabellos,
ondulados cual olas,
de dorados reflejos.
Querida,
tu risa cantarina,
cascabeles sonoros,
de tu alma cristalina.
Querida,
sólo tu sabrías ser,
como nadie en el mundo,
madre y hembra a la vez.
Querida,
eres Eva y yo Adán,
buscando el paraíso
que el amor nos dará.
Querida,
por hacerte llorar,
merezco el peor castigo
que se pueda pensar.
Querida,
perdóname mi bien
y volvamos a amarnos,
como hicimos ayer.
Querida,
te hizo Dios para mí;
y un pecado sería,
que permitas, mi vida,
que yo muera por ti.
Jesús Núñez León.
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