MI REINITA
Se me humedecen los labios
al recordar el desliz,
cuando mi cuerpo incendiario
se abalanzó sobre ti;
y el dulzor de aquella fuente
en que esa noche bebí.
No me canso de evocar
lo que contigo viví,
la dulzura del manjar
de tu ardor, tu frenesí;
hoy volví y te pienso dar
todo lo que llevo en mí.
El recuerdo de tus besos
no me dejaba vivir,
separarme más de ti,
no lo voy a permitir,
que tu cuerpo sea mi edén,
lo que a Dios quiero pedir.
Envuélveme ya en tus brazos,
con tu ternura infinita;
ahora sé que esos abrazos
son la cuna de mis cuitas;
vine dispuesto a adorarte,
¡para siempre mi reinita!
Jesús Núñez León.
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