domingo, 20 de febrero de 2011

ÁFRICA


ÁFRICA
 (Al compatriota Reinaldo Bolívar,
el padrino venezolano del África.)

África de mis lamentos,

África de mis dolores,
África de mis ancestros,
África de mis amores.

Eres, madre, una espina en mi recuerdo;
mi corazón, de amor, tu cirio inflama;
en ese largo y fatal suplicio nuestro,
el vital bermellón se nos derrama.

Mientras tu llama de pasión me enciende
y tu cuerpo hermoso, de calor me abruma;
del Futa Yalón, en tropel descienden
raudos, rumorosos, corceles de espuma.

Salta y se encabrita el potro del Congo,
que junto al Zambeze, veloz se desplaza;
ruge el brioso Nilo su ímpetu de fiera
y, en amor eterno, contigo se abraza.

Mientras la pasión, su caudal refleja;
la ansiedad por ti, su cauce rebasa;
y cual semental, que a un dios asemeja,
para que por siempre perdure su raza,
su abundante semen en tu vientre deja.

Los ojos del cielo, en la noche hermosa,
en tus grandes lagos se ven reflejados;
decora la luna, con su luz preciosa,
las nieves eternas del Kilimanjaro.

Densos arenales de dorado brillo,
desiertos de Libia, de Nubia y Sahara;
por las injusticias que te han infligido.
con tu hirviente sangre sólo se comparan.

Tu marfil y tus cristales diamantinos,
que en expolio grandísimo se pierden;
tu riquísimo arsenal de oro amarillo,
la infinita variedad de tu oro verde,
tu coltán, tu petróleo y tu platino,
en tu seno desde tiempos abismales;
codiciados por las ansias imperiales,
te han sumido en el dolor y en el martirio.

Pero, a pesar del maltrato criminal,
tus vivos ojos de esperanza brillan;
se ensombrece tu faz al recordar
aquel barco negrero, que te humilla.

El llanto de tus hijos no conmueve,
a los necios que tu suelo, aún, envilecen;
mas tu innata rebeldía nunca cede,
a pesar de la hambruna que padeces.

En tu prole has sufrido cruel suplicio,
son tus hijos con saña perseguidos,
en afán criminal imperialista;
Senghor, de Senegal, el socialista;
Ahmed Ben Bella y Nasser, el gran egipcio;
Kwana Nkrumah y Cabral, africanistas.

De tus líderes íntegros, Sankara;
Sekú Turé, el primer panafricano;
Machel, impunemente asesinado;
Patrice Lumumba, Nujoma, Mandela,
Jomo Kenyatta, Fanón, Julios Nyerere
y Kadhafi, el coronel indoblegado.

De tus hembras, no fue estéril el martirio:
Asantewa, Yaa, la reina madre;
la valiente cimarrona Iemanjá,
diplomática y guerrera, Nzinga Mbaudi;
y la digna y valerosa mujer negra,
Funmilayo Ransome-Kuti,   
la indomable yoruba de Nigeria.

Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau,
Guinea Conakry, Senegal, Uganda,
Burkina Faso, República del Congo.
Malí, Argelia, Angola, Ruanda,
Madagascar, Níger, Tanzania,
Namibia, Mozambique, Ghana,
Kenya, Sudáfrica, Somalia,
Etiopía, Camerún, Liberia, Zambia…
nombrar a todos, aquí, me es imposible;
son cincuenta y cuatro los países
hermanos, que llevo en el alma.

África, tu desgracia el mundo ignora;
hollaron tu suelo, diezmaron tu flora
robaron tu oro, mataron tu fauna,
y ahora, no lo dudes, irán por tu agua.

Levántate África, continente amado;
génesis del mundo, te han avasallado;
¡levántate, madre, no te han derrotado!

África de mis lamentos,
África de mis dolores,
África de mis ancestros,´
África de mis amores.


                      Jesús Núñez León
































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