Cinco navidades lleva,
el hijito de Julieta,
esperando que le traiga,
“el Niño”, una bicicleta.
Cuando en la calle ve alguna,
alza los ojos al cielo;
y musita con ternura,
“como esa es la que yo quiero”.
Apenas diciembre empieza,
con el mayor optimismo,
escribe al “niño” su carta,
pidiendo siempre lo mismo.
se duerme en cuanto anochece;
nada ha comido en la cena,
pero su faz resplandece.
En su carita tiznada,
brilla la luz de una estrella;
su bicicleta anhelada,
está soñando con ella.
……INTERLUDIO…….
Despierta al amanecer,
mirando hacia todos lados;
y el llanto empieza a correr,
por su rostro demacrado.
pero tiene que callar;
su madre dice que el hombre,
no debe nunca llorar.
Y así, como todo el año,
a la calle ha de salir;
a su quehacer cotidiano,
procurando sonreír.
Y se mezcla entre la gente,
tratando de no mirar;
a los niños con juguetes,
que en su paso ha de encontrar.
Y en su inocencia bendita,
todavía se dirá:
“no recibió mi cartica,
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