EN LA CORDILLERA DE LOS ANDES
A través de la niebla atisbo tu figura,
corriendo vienes a mí en medio de la noche;
mis ojos de dicha se deleitan, ¡qué hermosura!,
de mi enorme pasión, se avecina el gran derroche.
Ansioso me apresuro a tomarte entre mis brazos,
el intenso frío hace temblar tu cuerpo esbelto;
pero el sofocante resplandor de mis abrazos,
enseguida deja tu erotismo al descubierto.
Tu fuego apasionado la nieve derritió,
potentes oleadas de pasión nos consumían;
tu cataclismo mi vehemencia superó
y tus pezones erguirse más ya no podían.
Gritaste pregonando el orgasmo que venía
jamás disfruté de un arrebato así de grande;
fue avasallante el frenesí de la osadía
¡de aparearnos en la cordillera de los Andes!
Jesús Núñez León.
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