Iluminaste el sendero de mi vida,
totalmente, mi amor, con tu presencia;
flor sensual, hasta ayer desconocida;
y, hoy, fanal de luz de mi existencia.
No sé si este amor es imposible,
mas renunciar a ti ya no podría.
¿Reservará el destino, impredecible,
alguna solución a esta agonía?
Te amo, con locura y desespero,
con ardiente pasión quiero besarte
y, en mi secreta angustia, casi muero,
por contener mis ansias de abrazarte.
Y me quedo mirando, con deseo tu boca;
y contengo mis manos, para no acariciarte;
y es inútil sofocar las llamas locas,
que se encienden, en mis ojos, al mirarte.
Dame el amor, que en silencio te pido;
y sentirás que tu cuerpo, también, arderá;
porque así, como yo, con todos los sentidos,
ningún otro, en la vida, te querrá.
Jesús Núñez León
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