Imagínote dormida en tu aposento,
bañada por la luz de mil estrellas,
rutilante de belleza el firmamento,
Casi puedo ver tu hermoso rostro,
orlado por tu blonda cabellera;
y tu cuerpo, que escultura pudo ser,
de una diosa del Olimpo digno fuera.
Y pienso en ti, coqueta y natural;
en tu cimbreante caminar, que es armonía;
y, en tu voz, que es mi dulce melodía.
Diana eres, que has flechado con tus ojos,
el inestable blanco de mi amor;
y presiento que detrás de tu sonrojo,
se entremezcla la pasión con el rubor.
Afrodita del amor, Circe hechicera,
de transparente y diáfana sonrisa,
la suerte de besarte quién tuviera
y el placer de ser tu dueño, mi Artemisa.
Jesús Núñez León.
Jesús Núñez León.
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