viernes, 26 de noviembre de 2010

EL DULCE AMARGO

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EL DULCE AMARGO

Dulce fue la mujer que me miró,
dulce fue la mujer que me sonrió,
con dulzura, mi nombre pronunció;
y, dulcemente, sus brazos me tendió.

Y aferrado a su dulzura, me asomé
a parajes jamás imaginados;
y, placeres conque nunca antes soñé,
dulcemente me fueron prodigados.

Mas no pudo convencerme su dulzura,
ni sus armas de mujer, ni su artimaña;
y, de pronto, transformóse en la negrura,
de la muerte, esgrimiendo su guadaña.

Y su atrayente dulzura se esfumó,
su frialdad mi ser todo percibió,
mi voluntad, cual perro fiel, se doblegó;
y, al otro mundo, para siempre me llevó.

Y aquí estoy, en el infierno, ¡no te asombres!,
contemplando que tu amor, con rabia escondes;
pues, tu orgullo mi traición no perdonó.

Mi venganza es que la muerte, en forma de hombre,
te dé una buena dosis, en mi nombre,
del dulce amargo que, ayer, nos separó.

                               Jesús Núñez León































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