Quisiera entregarte mi ternura,
mi amor, mis caricias, mis ensueños;
quisiera contagiarte mi locura;
quisiera ser el amo de tus sueños.
Quisiera terminar con mi desdicha
y morder tu boca de manzana;
y vivir, extasiado con la dicha,
de verte junto a mí, cada mañana.
Quisiera volar hasta tu lecho
y cuidar tu reposo, vida mía;
que, feliz, te durmieras en mi pecho,
sin temores, sobresaltos ni agonías.
Quisiera ser el dueño de tu vida,
de tus besos, de tu risa, de tu llanto;
complaciente soberano, cuando pidas;
y señor de tus múltiples encantos.
Quisiera, con mi boca, recorrer
lentamente, tu cuerpo de sirena;
con mis besos hacerte enloquecer,
con caricias forjarte una cadena.
Oh, quisiera, ¡cuánto yo quisiera!,
que quisieras amarme locamente,
para juntos hacer lo que quisieras
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