LA PARTIDA DE AJEDREZ.
Te propongo una cita bien romántica,
donde pueda sucumbir a tu embeleso;
tu belleza enfrentándose a mis tácticas,
¡soy adicto al juego ciencia, te confieso!
Una cena formal y con velones,
en tu honor algunas copas; y después
de unos besos en tus labios tentadores,
¡jugar una partida de ajedrez!
Apostados los dos frente al tablero,
iniciaríamos un fiero combate;
con tus senos al aire, y yo en cueros,
¡decidido a que me des un jaque mate!
Porque quiero que me enseñes, mi sultana,
para ver si hago de ello alguna ley,
cómo se mueva tu reina en una cama
¡y lo que haría, para derribar mi rey!
Jesús Núñez León.
z!
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