LA PERRA CHUCUTA.
Nos casamos y en la gloria me encontraba,
sin duda eras la mujer de mis ensueños;
y felices comenzamos nuestra historia,
pero el futuro no iba a ser risueño.
Mucho te quise, ¿de qué sirve negarlo?,
como en nadie albergué en ti mis esperanzas;
mas mis sueños comenzaron a agrietarlos
la desconfianza, las dudas, la asechanza.
Poner algo no quisiste de tu parte,
para llevar por buena senda nuestra unión;
pretendiste vivir tu mundo aparte
y con eso me rompiste el corazón.
Para irme aproveché tu último yerro,
al ofrecerme tu copa de Cicuta;
mucho mejor, dice un dicho, es para el perro,
¡cuando la perra resulta ser chucuta!
Jesús Núñez León.
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