viernes, 14 de enero de 2011

ADIÓS






























ADIÓS

Te digo adiós,
como antes lo han dicho,
los que en el mundo amaron,
tanto como yo;
con un dolor atroz,
como el quedarse ciego,
como el quedar sin voz.

No se si me quisiste,
fuiste siempre un acertijo;
y, aunque tus ojos
muchas veces me hablaron,
tu boca no lo dijo.

CORO:
Quedarás grabada en mí,
turbando siempre mi calma;
toda herida deja siempre cicatriz,
más, si la herida es en el alma.
Tu recuerdo,
será bálsamo en mi hastío;
¿cómo hago para olvidarte,
después de haberte querido?.

Para alumbrar mi sendero,
necesitaba un cocuyo;
me alumbraron dos luceros,
los hermosos ojos tuyos.

¿Volverá la paz a mí?,
probablemente…
¿Será temprano? ¿será tarde?
¡qué más da!
Sólo sé,
que la tristeza que ahora tengo,
siempre la tendré, si tu no estas.

CORO:
Serás mi estrella lejana
y te veré en el firmamento,
cuando arriesgue la mirada,
más allá de las cercanas
estrellas de mi universo.  
 
Sé que no me olvidarás,
bien me lo han dicho tus ojos,
tu nerviosismo, tu miedo,
tus temores, tus sonrojos.

A lo mejor,
la vida nos coloca
nuevamente en su balanza;
¿ilusiones, verdad?,
siempre es bueno,
tener una esperanza.

Te digo adiós,
porque así lo quieres
te digo adiós;
llévate mis lágrimas,
mis ilusiones, mis sueños
y mi corazón.

CORO:
Te deseo lo mejor,
que logres lo que mereces;
y, de noche, cuando reces,
a Dios, por favor, le pides
por ti, para que regreses;
por mí, para que te olvide.

Adiós,
por última vez, adiós;
me ha condenado el dolor,
a seguirte amando en vida;
y, este reo sólo aspira,
antes de su ejecución;
que le concedas, mi amor,
un beso de despedida;
¡que le concedas, mi amor,
un beso de despedida!

(Se repite última estrofa, en coro).


             Jesús Núñez León

































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