viernes, 14 de enero de 2011

DESPEDIDA





























DESPEDIDA

Morena, de encarnados arreboles,
que pregonas que me quieres tanto, tanto;
seca ya, la humedad de esos dos soles,
contágiame tu risa, no tu llanto.

A mi vida llegaste un frío invierno,
como ave que calor necesitara;
y hundido me encontraste, en un infierno,
ansiando una ilusión que me salvara.

Y, cual ciego que del lázaro se fía,
ignorando su prudencia o su osadía;
confié en tu juventud y en tu belleza.

Mas la dicha que esperaba no me diste;
¿y para qué necesita, un alma triste,
de un amor que le lleve más tristezas?


                           Jesús Núñez León


















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