Es un genio, nuestro padre, en la niñez;
el más grande paladín del universo;
el que todo lo puede, sin esfuerzo;
y aquel que todo sabe, siempre es.
Pero entonces, comenzamos a crecer,
con los amigos confrontamos su sapiencia;
que hay cosas que el no puede resolver.
Y así, entramos en la etapa más temida;
en conflicto permanente nuestro afecto;
encontrando, cada día, más defectos;
en el hombre que nos dio toda su vida.
Y los años se suceden y el perdón,
evasivo se muestra a su presencia;
y, aprendemos muy tarde la lección,;
pues, al hacernos un examen de conciencia,
nuestro padre siempre tuvo la razón.
Y es entonces, cuando se oye este gemido,
que nos sale del alma, como un grito:
Si no te hubieras ido, papaíto,
volvería a tu lado, arrepentido,
para darte el amor que te negara,
Padre mío, ojala que me escucharas,
¡cómo duele, no haberte comprendido!
Jesús Núñez León
Jesús Núñez León
No hay comentarios:
Publicar un comentario