viernes, 14 de enero de 2011

TERREMOTO































TERREMOTO

Cuánto diera por estar sembrado, amor,
en el carnal epicentro de tu sismo:
y aquietar pudiera con mi ardor,
el orgásmico oscilar de tu temblor,
en auténtica semblanza de erotismo.

Llegar contigo al umbral del paroxismo
y, cual ave fénix, resurgir de amor;
subir al cielo y de nuevo en el abismo,
con las réplicas intensas del seísmo,
del vaivén  sensual de tu pasión.

Y cuando la calma regresara a tus praderas
y los montes de tu cuerpo se aquietaran,
mi admiración rendiría a tus caderas
por la telúrica magia que expresaran.

Y es que sería tan fuerte el terremoto
que en nuestros ávidos cuerpos generaras,
que en mis ansias serías maremoto,
o tsunami que en oleadas me entregara,
la pasión que en tu vientre acumularas;
y llegando a las fronteras de lo ignoto,
con mi orgullo viril erguido y loco,
¡nuestra escala de Richter reventaras!


                            Jesús Núñez León.








































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